Con la tecnología de Blogger.

José Silverio Olaya Balandra

El aniversario de la gesta heroica de José Olaya, asesinado por las fuerzas realistas frente a un paredón de fusilamiento un 29 de junio, resulta una fecha interesante para reflexionar hasta qué punto los ideales y las grandes aspiraciones forman parte de nuestra vida cotidiana y nos permiten ver el presente y el futuro con otros ojos.



 Cuentan los biógrafos de José Silverio Olaya que su padre, don José Apolinario, pescador chorrillano, fue un profundo y sencillo patriota que nunca temió mostrar sus simpatías por la causa de la libertad, en tiempos en los que las fuerzas realistas mantenían aún el poder en nuestra patria. En ese ambiente familiar creció el mártir, comprometido con los ideales y el amor a la causa de la independencia. Allí forjó su inquebrantable lealtad.
Los ideales de libertad e independencia de José Olaya no se doblegaron en los momentos más difíciles. Fue un sencillo pescador que amó la causa de la independencia hasta ofrendar su vida.
 
IDEALES Y UTOPÍAS.
Vivimos en una época caracterizada por la ausencia de ideales, y ese es uno de los problemas que limitan nuestro desarrollo. Al conmemorarse un año más del fusilamiento de José Olaya a manos de las tropas realistas, muchas interrrogantes vuelven a cobrar actualidad: ¿son necesarios los ideales y las utopías?, ¿cómo se forman estos conceptos?, ¿serán posibles los ideales sin amor?, ¿por qué debemos esforzarnos por forjar grandes ideales?
El cantautor catalán Manuel Serrat señala que “sin utopía la vida sería un ensayo para la muerte”. Los actuales análisis orientados a la promoción del desarrollo humano, consideran que los patrones de conducta deben estar inspirados por la moderación, el realismo y la estricta proximidad de las metas. Las expectativas, aspiraciones e ideales deben aproximarse a las posibilidades estadísticamente reconocidas. Sin embargo, la idea de una vida sin utopías no tiene razón de ser. Los grandes ideales deben estar presentes en el imaginario colectivo de las sociedades y de los individuos.
Pero no basta con eso. También es necesario y fundamental alentar las aspiraciones y las expectativas, sobre todo en un país como el nuestro, donde uno de los grandes riesgos que corre la población es la incapacidad de imaginar un futuro diferente. La resignación, el conformismo y el escepticismo han minado la esperanza de amplios sectores de nuestra sociedad.

UN AMOR QUE NO SE AGOTA.

Los grandes ideales y utopías son necesarios e importantes para alimentar la esperanza de los individuos y pueblos en el futuro. Constituyen compromisos con causas nobles que trascienden lo individual y nos llenan de fortaleza para luchar con tesón y desprendimiento por el bien común.
Para llegar a este nivel, los individuos deben tener en claro que su misión está inspirada por la solidaridad y el servicio a los demás y que además tienen un valor como individuos únicos e irrepetibles, por tanto irremplazables en la construcción de la historia.
¿Es posible diferenciar los ideales y el amor? El amor se ubica siempre en el interior de quien ama. Es un sentimiento que inclina el ánimo hacia el objeto de cariño que es especial para uno. El ideal es lo que se desea, es más externo, es la perfección suprema que sólo existe en la imaginación, pero también puede referirse a las ideas o creencias de alguien.
¿Será posible concebir grandes ideales sin amor? Los límites entre ambos son imperceptibles y es muy probable que no puedan existir el uno sin el otro. Es decir: los grandes ideales deben estar inspirados por sentimientos de solidaridad y compromiso orientados al bienestar de los otros.
Los grandes ideales de justicia, libertad y fraternidad que inspiraron la Revolución Francesa, así como los valores fundamentales de igualdad, justicia, libertad y solidaridad que animan la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sólo pueden explicarse través del amor a los demás. Un amor que está lleno de esperanzas, con expectativas y búsqueda de realizaciones en la sociedad.
Si un ideal merece la pena por su grandeza, los corazones nobles y generosos se lanzarán a conseguirlo aunque el precio sea la vida misma. Hacer realidad un ideal exige un esfuerzo constante, sacrificios diversos y a veces resultan inalcanzables, pero el proceso fortalece y hace más generosos a los hombres y a las mujeres.
Para las actuales y futuras generaciones, José Olaya siempre será un ejemplo de la fe en un futuro diferente. Es la constatación de hasta dónde puede llegar la convicción de un peruano sencillo en el ideal de una patria libre y soberana. La grandeza de sus ideales residió en el amor a la libertad y en los sentimientos de solidaridad y compromiso con la causa por la Independencia de nuestra patria.
Fuente: calendario civica del portal perueduca

Read more...

Followers

  © Blogger templates Elegence Hacks por PlantillasBloggers.Com 2010